La prensa estadounidense se ha visto 'inundada' recientemente con alarmante información sobre un inminente desastre tecnológico que puede ocurrir cualquier momento en EE.UU. como consecuencia del deplorable estado de la infraestructura en el país. "Los peligros ocultos nos acechan por todas partes", advierte un periodista de la revista semanal ‘Newsweek’, que examinó el estado de carreteras, puentes, presas, líneas eléctricas, líneas de agua y gasoductos en EE.UU. "La infraestructura de comunicaciones es mucho menos segura de lo que era hace 20 años, aunque los clientes habían pagado más de medio billón de dólares para su modernización", afirma el investigador y periodista estadounidense David Cay Johnston que da múltiples ejemplos de los incidentes tecnológicos, producidos últimamente en el territorio de EE.UU., y que “se hacen cada vez más frecuentes”.
Se necesitan 2,2 billones de dólares
Con los argumentos del periodista está de acuerdo la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles. Tras inspeccionar la infraestructura de EE.UU., esta organización, que cuenta con los mejores profesionales de todo el mundo, calculó que para la necesaria modernización del país se requieren alrededor de 2,2 billones de dólares. Los expertos subrayan: el mayor peligro acecha en las ciudades, donde cualquier explosión de un gasoducto podría llevar al incendio del combustible de los tanques de los vehículos. El hecho, a su vez, crearía una ola de calor de una altura de varios pisos, lo que inevitablemente provocará el incendio de las casas.
Falta de competencia
En esta situación, los expertos y periodistas culpan al monopolio que existe en el sector de la vivienda. En el caso de la competencia, señalan, las empresas invertirían en la modernización de la infraestructura, mientras que los monopolios en el caso de los accidentes graves simplemente elevan las tasas. "Y la gente lo va a apoyar, siempre y cuando no sepa nada sobre que el dinero, destinado a reparaciones va directamente a los bolsillos de los altos directivos", afirma Johnston. El Estado, por lo tanto, no parece comprender la gravedad de la situación. Así, alertan los expertos, entre otras cosas el Departamento de Transporte permite explotar algunos ductos, a pesar de que sus tuberías están corroídas en casi el 70%.
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