La amistad entre EE.UU. e Israel parece ser cada vez más frágil. La nueva plataforma de Barack Obama, presentada para las elecciones de noviembre a la Convención Nacional del Partido Demócrata, quitó una referencia clave: el compromiso de EE.UU. con Jerusalén como capital de Israel.
Así, para los comicios del 2008, la plataforma afirmaba que "Jerusalén es y seguirá siendo la capital de Israel. Las partes han acordado que Jerusalén es un asunto de negociación para alcanzar el estatus final. La ciudad debería permanecer indivisible y accesible a la gente de todas las religiones". No obstante, esta vez el Partido Demócrata retiró de su plataforma el compromiso "inquebrantable". Es más, Israel también perdió su título del "principal aliado regional" de EE.UU. en Oriente Medio.
Romney no tolera la ‘vergüenza’
El candidato republicano Mitt Romney ya criticó a Obama por su "vergonzosa negativa" a reconocer a Jerusalén como la capital del Estado hebreo y prometió en caso de ser elegido presidente restaurar la relación con el país y mantenerse “hombro con hombro con el aliado cercano".
Amistad fría
Últimamente las relaciones entre los antiguos socios parecen enfriarse considerablemente, sobre todo debido al polémico tema del ataque militar que podría realizar Israel por su cuenta contra las instalaciones nucleares de Irán. Así, esta semana EE.UU. envió un claro mensaje al Estado hebreo, advirtiendo que la Casa Blanca no apoyará dicho ataque contra la República Islámica, ni se dejará arrastrar a la guerra. Esta postura ha ampliado la brecha existente entre el Gobierno israelí y la Administración de Barack Obama, que cree que aún queda tiempo para que Irán modifique su actitud y se inclina por esperar a ver los efectos de las sanciones ya impuestas.
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