La muerte es el castigo apropiado para el que cometa blasfemia, según han decidido por mayoría 40 miembros del Parlamento unicameral de Kuwait, frente a solo seis votos en contra. Para que entre en vigor la nueva ley, hace falta que la apruebe el Gobierno y el monarca kuwaití, emir Sabah al Ahmad al Sabah.
La iniciativa no solo amenaza a quien ofenda a Dios, o sea Alá, y su profeta Mahoma. Protege asimismo al Corán como un libro divino, a cada uno de los profetas antiguos (incluso a los que no reconocen como tales las minorías religiosas) y a todas las mujeres de Mahoma.
Al mismo tiempo el documento estipula que el maldiciente confeso que se arrepienta ante un tribunal "solo" pasará cinco años en prisión o pagará una multa establecida en 36.000 dólares. En caso de reincidir en el mismo delito, el acusado no podrá aspirar a ninguna indulgencia, y será condenado automáticamente a muerte.
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