La sustancia tal vez más misteriosa de nuestro universo, la materia oscura, que constituye el 21 % del universo visible y que hasta ahora era invisible, existe cerca de nosotros y la absorbemos 60 veces por hora.
Billones de partículas cósmicas atraviesan cada segundo todo lo que hay en la Tierra, incluido nuestro organismo. En este incesante tráfico de materia hay también unos pasajeros muy peculiares, las llamadas partículas masivas de interacción débil (WIMP, según sus siglas en inglés).
Se trata de sustancias que, según las últimas teorías físicas, componen la misteriosa materia oscura, un tipo de materia extremadamente difícil de detectar, pero que explica el universo en el estado en que lo vemos. Si no existieran, todo lo que hay ahora no tendría forma.
Científicos de la Universidad de Michigan han postulado que aunque esta materia evasiva interactúa muy raramente con la materia común y más frecuente con las fuerzas de gravitación, golpea los núcleos de nuestros átomos cada minuto.
Según los investigadores, aunque experimentamos esta radiación, su efecto es minúsculo en comparación con otras fuentes de radiación natural. Admiten que existe la posibilidad de que un elemento de materia oscura provoque una mutación maligna en el cuerpo humano, pero esta posibilidad es muy pequeña.
La existencia de las partículas masivas de interacción débil se está investigando en el experimento CRESST, realizado por un laboratorio italiano situado a 1400 metros bajo tierra para evadir interferencias con otra radiación natural. El año pasado surgieron datos que podrían corroborar la teoría y mostrarnos esta materia.
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