El Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC) logró sacar ayer a 20 personas, todas mujeres y niños, del masacrado barrio de Baba Amro en la ciudad de Homs, bastión opositor contra el régimen sirio. Según anunció un portavoz, Cruz Roja espera poder reanudar las tareas de evacuación de heridos, mujeres y niños hoy sábado por la mañana en una ciudad en la que no han cesado los bombardeos indiscriminados por parte de las fuerzas de Bachar el Asad.
Portavoces de la Cruz Roja aseguraron anoche que su intención es rescatar al mayor número posible de heridos para llevarles a un lugar seguro y que están en conversaciones tanto con las autoridades del régimen como con los grupos de la oposición para lograr este objetivo.
Entre los cientos de personas esperan a ser evacuadas por la Cruz Roja Internacional (CICR) se encuentran los periodistas extranjeros heridos, los franceses Edith Bouvier y William Daniel además del reportero gráfico británico Paul Conroy. Los tres pidieron ayuda a la comunidad internacional el jueves a través de un vídeo subido a Internet después de que el miércoles pasado resultaran heridos cuando un cohete de mortero cayó sobre el centro de prensa donde trabajaban en Homs.
Según informan los Comités de Coordinación Local (CCL), grupo opositor al régimen, los periodistas occidentales se han negado a ser rescatados por la Media Luna Roja siria y a abandonar la ciudad sin que estén presentes algún embajador y representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Durante el ataque donde resultaron heridos, otros dos periodistas corrieron menos suerte, la norteamericana Marie Colvin y el francés Remi Ochlik que murieron cuando, tras el impacto, salieron a la calle intentando huir. Sus cuerpos aún no han podido ser rescatados.
Mientras, la gente sigue muriendo en las calles. El grupo opositor Comités de Coordinación Local (CCL) informó desde Ammán de que 103 personas murieron ayer en Siria por la represión, entre ellas 14 niños, según Reuters. La mayoría murieron en Homs y Hama. Concentraciones de solidaridad con los habitantes de Bab Amro se han sucedido en ciudades como Idleb, Alepo o Deir el Zur; también en Damasco donde las fuerzas del régimen han dispersado violentamente a los manifestantes.
En las afueras, testigos aseguran que los tanques se desplegaron cerca de plazas y mezquitas para evitar protestas, informa Efe. “Aún no hemos visto ni la mitad del arsenal que tiene el régimen”, dice al teléfono una activista siria desde el exilio con familia en el país. “El Ejército dispone de aviones. Aún no los han utilizado pero quién sabe lo que pueden hacer cuando se vean más acorralados”, añade.
Asegura que sus familiares no tienen nada, ni medicinas, ni comida. “Aguantan escondidos porque saben que en cuanto pongan un pie en la calle el riesgo de morir bajo las balas de los francotiradores de El Asad es muy alto”. Las fuerzas del régimen además incendiaron este viernes varias viviendas en dos aldeas cerca de la frontera con Turquía, una de ellas propiedad del comandante en jefe del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), Riad al Asaad, que lidera a los desertores desde su base en el sur del país.
La nueva jornada de violencia ha coincidido con la conferencia Amigos de Siria celebrada en Túnez y donde se ha discutido la búsqueda de una salida a una crisis enquistada que ya ha provocado la muerte de al menos 8.500 personas, según datos de los grupos opositores (la ONU las cifra en 5.000).