El consumo de alcohol provoca la muerte de 2,5 millones de personas cada año en el mundo, casi el 4% de total de fallecimientos, por delante del sida, de la tuberculosis o de la malaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) debe poner en marcha un tratado internacional que obligue a los países a tomar medidas efectivas de lucha contra su consumo, como hizo en la Convención Marco de Control de Tabaco (2003), reclama en la revista científica Nature Devi Sridhar, experto en salud pública de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
El alcohol es el tercer factor mundial de impacto negativo en la salud, y el primero en los países intermedios por nivel de riqueza, en los que vive casi la mitad de la población mundial, señala Sridhar. La Estrategia Global para Reducir el Consumo Nocivo del Alcohol, adoptada en la OMS en 2010, va bien encaminada dadas las recomendaciones que recoge para los países, pero no es suficiente, señala el experto.
La OMS tiene capacidad para poner en marcha convenciones internacionales de obligado cumplimiento para los países miembros y sólo se necesita el apoyo de dos tercios de los delegados para hacerlo. Pero en sus más de 60 años de existencia, dicho organismo de Naciones Unidas sólo ha utilizado esta capacidad en dos casos: las Regulaciones Internacionales de Salud, que obligan a los países a informar acerca de los brotes de ciertas enfermedades en sus territorios, y la convención del tabaco, por la que los Gobiernos están comprometidos a tomar medidas legislativas para reducir su demanda y suministro.