El timing no puede ser mejor: viene justo antes de que inicien las campañas electorales para presidente de la República, siendo el Partido Acción Nacional el único que abiertamente se reconoce católico; llega cuando en la Cámara de Diputados acaban de corregir una iniciativa del presidente Felipe Calderón con la que se pretendía cambiar en la Constitución el concepto de libertad religiosa por libertad de conciencia, con lo que quedaría abierta la posibilidad de darle la vuelta al precepto de educación laica (los diputados no lo aprobaron); y la visita ocurrirá a la par de una discusión programada en el Senado de una iniciativa enviada desde la Cámara de Diputados, en la que se propone que México, además de ser una república representativa, democrática y federal, también se especificaría el concepto de república laica. El viaje del Papa de origen alemán está planeado a ocurrir enteramente en el Bajío mexicano (se ha dicho que por cuestiones de salud no visitará la capital mexicana), donde la presencia del PAN sigue siendo muy importante, zona donde el catolicismo ha sido más reticente a aceptar los preceptos de separación de Iglesia y Estado desde tiempos de la revolución.
Los católicos mexicanos mantuvieron una especie de romance platónico con Juan Pablo II desde el momento que el Papa viajero pisó suelo mexicano, se arrodilló y lo besó en 1979. A partir de entonces y aún después de su muerte, México sigue adorando a Wojtyla como nunca se ha reverenciado a jefe de la Iglesia ninguno.
¿Podrá Benedicto XVI recuperar esa veneración del rebaño mexicano? Precisamente para tratar de contestar esa pregunta dedicamos la encuesta de esta semana.
En principio, la labor de su papado recibe consideraciones muy positivas, con un 81% que lo califica como bueno o muy bueno, y un 44% piensa que lo ha hecho mejor que Juan Pablo II, contra un 31% que opina que el trabajo de Ratzinger hasta ahora ha sido peor que el que hizo Wojtyla.
A pesar de lo anterior, el 72% de los entrevistados nos dijo que los católicos mexicanos no mantienen por Ratzinger el mismo cariño y veneración que tenían por el Papa viajero y, en lo personal, (la encuesta se hizo solo entre personas que se reconocen católicas), solo el 20% dice sentir mucha emoción por la próxima visita a México de Benedicto XVI, mientras que suman un 77% los que reconocen que, o no sienten ninguna emoción por la visita del Papa (38%), o que su emoción es menor a cuando se anunciaba una visita de Juan Pablo II (39%).