«Me he encontrado todas las puertas cerradas. Perdonadme, no podía seguir adelante». Con estas palabras escritas en una nota explicaba su suicidio el empresario Giovanni Schiavon, de 59 años, padre de dos hijos. Se disparó un tiro en el despacho de su empresa de construcción de Padua. Es uno de los casos más conocidos en Italia, pero otros muchos han muerto en la oscuridad, sin que trascienda su tragedia.
El número de suicidios en Europa aumenta de forma espectacular. Parece un parte de guerra. En Italia hay un suicidio diario a consecuencia de la precariedad económica, según Eures, la red creada por la Comisión Europea para facilitar la movilidad laboral.
Se trata de empresarios, desempleados, autónomos, incluso jubilados con pensiones de miseria que se quitan la vida por falta de dinero, de trabajo, o desesperanza. Los medios de comunicación hacen un recuento dramático: solo entre los pequeños empresarios ha habido ya 25 suicidios en este año.
Para sensibilizar a la opinión pública sobre este drama, cientos de personas se han congregado junto al Panteón, en Roma, y han denunciado en una marcha con velas en las manos las trágicas consecuencias de la crisis.
Viendo esta dramática situación, el primer ministro italiano evocó el pasado miércoles el espectro de Grecia, con «1.725 suicidios en los dos últimos años». En Grecia, el suicidio entre los hombres se incrementó más del 24 % desde el 2007 al 2009, según cifras del gobierno. En Irlanda, durante el mismo periodo, los suicidios se incrementaron más del 16 %. Y en Italia, los suicidios motivados por dificultades económicas se han incrementado un 52 % entre el 2005 y el 2010.
Los empresarios hablan de situación dramática. En los tres primeros meses de este año se han cerrado 146.000 empresas. Su denuncia se refiere al peso excesivo de los impuestos, la falta de inversiones gubernamentales, retraso en los pagos por parte de las administraciones públicas, excesiva burocracia y corrupción.
Ni el euro del café
En muchos medios se presenta la imagen de una Italia desesperada por la crisis: Precios por las nubes, salarios inmóviles (entre los más bajos de Europa), y récord de impuestos. Con este panorama desolador, algunos italianos confiesan que han vuelto a hacerse el café en casa para no gastarse 1 euro en el bar.
Un periódico moderado como «La Stampa» titula: «Las familias no gastan ya: Es el peor momento desde la II Guerra mundial». El sociólogo Enrico Finzi ratifica la información: «Es el momento más negro en relación con el consumo en más de 60 años».
Mientras, la asociación Confcommercio prevé que «el 2012 será el peor año de la historia republicana». Las encuestas dicen que el 65 % de los italianos ven muy negro el futuro. Reflejando ese estado de ánimo, ayer mismo el semanario «LŽEspresso» llegaba a los quioscos con una portada en negro, con una sombría foto de Monti en la penumbra, y este titular dramático: «Si ni siquiera él puede hacerlo…».
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