Irán y su controvertido programa nuclear es un tema que de manera cíclica está presente en los medios. Por momentos pareciera que un ataque de USA y su aliado Israel es inminente y el tema se instala como reforzado por su urgencia y gravedad. Pero luego, con la misma vehemencia, el tema parece desaparecer por completo de la agenda. ¿A que obedecerá semejante desatino?
Por un lado, responde al ciclo propio que tienen las noticias, máxime en tiempos donde la información deviene viral con extrema facilidad. Demasiada información proveniente de demasiadas fuentes, todo muy difícil de procesar. En realidad, poco pasa y mucho se escribe.
Pero en el tema puntual de Irán, serían otros factores los que justificarían este sube y baja respecto a Teherán. Para empezar, Afganistán metió la cola. La matanza de civiles del domingo pasado (11/03) y la quema de varias copias del Corán como hobbies del personal militar estadounidense en el terreno le han hecho un flaco favor a Washington que ya tenía problemas implementando su salida ordenada del país, situación que ahora no ha hecho sino agravarse a punto tal de la que confianza entra ambos países (y los soldados de ambos en el terreno) se ha roto definitivamente. Ayer mismo (14/03), el secretario de Defensa de USA, Leon Panetta, fue recibido a puro bombazo por el Talibán, desplazado del poder más nunca del escenario político afgano.
Israel, por su parte, sabe que con este escenario es mejor darle un respiro a Washington con sus presiones para avanzar con un ataque. Podría ir sólo, pero prefiere a USA en sus espaldas.
Por su parte, Teherán juega el juego del garrote y la zanahoria. Anuncian progresos nucleares, apoyan a Al Assad en Siria y a la par ofrecen reabrir las negociaciones con USA y Europa que, se descuenta, ya tiene sus canales informales abiertos. Al fin de cuentas, nadie quiere una guerra, pero si ganarla. La nueva advertencia de Obama, insitiendo con la diplomacia, va en ese sentido.
Y aún está la situación siria que permanece irresuelta. El ajedrez internacional de la geopolítica tiene su dinámica propia a lo que hay que sumarle la reestructuración del ejército estadounidense que ya no está en condiciones -como era la política de antaño- de poder sostener 2 guerras de escala completa a la vez.