Cuando los conservadores de Estados Unidos se refieren, de forma despectiva, a las élites antiamericanas de Hollywood, normalmente tienen a alguien en concreto en mente: Oliver Stone, director altamente crítico con Washington y defensor de Hugo Chávez y Fidel Castro. Ahora, su hijo, Sean, se propone mantener viva la llama de la polémica encendida por su padre: se ha convertido al islam en Irán, defiende a Mahmoud Ahmadinejad y apoya a los ayatolás en su supuesta búsqueda de armas nucleares.
Stone hijo, de 27 años, ha gozado hasta la fecha de todos los beneficios que le ha podido ofrecer el estilo de vida estadounidense: una familia acomodada le ha permitido estudiar cine en la prestigiosa y cara Universidad de Princeton (48.000 dólares, 36.000 euros, al año); ha trabajado en proyectos de su padre como Alejandro Magno (2004), y ha realizado algunos documentales por su cuenta.
Se convirtió al chiismo en la ciudad de Isfahan el 14 de febrero. Eligió como nombre islámico el de Alí, el nombre del fundador del chiismo, primo y yerno de Mahoma. “He aceptado a Mahoma y a otros profetas”, dijo Stone en una entrevista concedida al canal de televisión público iraní, Press TV. “Me gustaría introducir la cultura y la civilización persas a Occidente”, añadió.
Ya en septiembre, dijo en varias entrevistas que había creado una productora para realizar películas basadas en la cultura de Irán y que le gustaría trabajar en aquel país porque son “los mayores productores de cine de Oriente Próximo”. Tras su conversión, Stone se ha dedicado a pasearse por todos los platós de televisión posibles en EE UU para hablar de ella. Lo que ha irritado a muchos presentadores y contertulios conservadores no es esa conversión, sino la apasionada defensa de Ahmadinejad que trae consigo.
“Como sabes, Ahmadinejad e Irán tienen un problema con nuestro Gobierno”, le dijo Stone al presentador Bill O’Reilly, en el canal Fox News, recientemente. “Es algo que tiene que ver con el imperialismo como política histórica en esa zona”. O’Reilly le preguntó por la negación del Holocausto por parte de Ahmadinejad, a lo que Stone respondió: “Es simplista decir que es un fanático. Lo adecuado es dialogar sobre Israel en la zona”.
¿Y le parece bien que Irán llegue a tener armas nucleares? “Sí. Porque es una república. Y hay diversas facciones. Es como este país [en referencia a EE UU]. Hay insatisfacción dentro del país, desde el punto de vista económico. Igual dentro de poco vemos el nacimiento de un movimiento del tipo Ocupa Teherán”, dijo.
Ahora, Stone se queja por las consecuencias de esas estridencias. En una entrevista con el diario The New York Post dijo el lunes que Hollywood le trata “con antisemitismo inverso”. Asegura que, desde que ha revelado su nueva fe, le discriminan por ser musulmán. Lo cierto, sin embargo, es que, muy a su pesar, la mayoría de Hollywood y la práctica totalidad de EE UU no había oído hablar de Sean Stone hasta que se puso a defender a Irán.