NUEVA YORK - Dos organizaciones nacionales han recopilado casi 19 mil firmas para que un inmigrante mexicano que fue deportado en 2010 no pierda ahora los derechos de paternidad de sus tres hijos estadounidenses.
Felipe Montes, de 31 años, podría perder cualquier derecho a ver y hablar con sus hijos en el futuro si un juez permite la semana que viene que el Departamento de Servicios Sociales del condado de Allegheny, en Carolina del Norte, inicie el proceso de adopción de los pequeños con familias estadounidenses.
Las organizaciones Presente.org y Applied Research Center (ARC) lanzaron una campaña nacional para evitar la separación definitiva de la familia.
Dos de los hijos, de 2 y 4 años, se encuentran en un hogar de custodia temporal, mientras que otro de 1 año está en otro, en Carolina del Norte. La madre de los niños, Marie Montes, no tiene la custodia de los niños porque está de baja médica y la pensión que cobra no es suficiente para mantener a los niños y un alquiler mensual de $350, dijo el inmigrante.
Otros miles de casos
En los primeros seis meses del 2011 se registraron más de 46.000 casos de madres y padres deportados con hijos estadounidenses, según datos de ARC.
Más de 5 mil niños en Estados Unidos viven en hogares de acogida temporal porque sus padres han sido detenidos debido a problemas migratorios o deportados, asegura la organización en su reporte "Shattered Families" ("Familias rotas").
Montes, quien no estaba autorizado para residir en el país, fue deportado en 2010 por conducir sin licencia y sin seguro, mantiene la esperanza de reunirse con los pequeños en México y habla con ellos por teléfono cada semana.
"Yo no compartí mucho tiempo con mi madre y mi padre así que yo sé lo que se siente al estar sin madre y sin padre y yo no quisiera que mis hijos sufrieran eso", dijo el mexicano durante una entrevista telefónica con AP desde Montemorelos. "Lo perdí todo en un día. Cuando lo separan a uno de su familia, uno lo pierde todo. No ve más a su esposa, a sus hijos, ya no siente su cariño, sólo siento un hueco vacío".
Factor pobreza
Montes cruzó la frontera en marzo del 2003. Tres años después se casó con Marie, una ciudadana estadounidense, pero no obtuvo la legalización en el país debido al alto coste de los trámites y porque tendría que haber regresado a México y desde allí solicitar permisos para poder ingresar a Estados Unidos tiempo después con papeles.
El mexicano era quien mantenía a la familia trabajando como jardinero y realizando labores manuales en casas y espacios abiertos. La familia vivía en el poblado de Sparta, en Carolina del Norte.
Después de ser arrestado en octubre del 2010, Montes pasó dos meses detenido y fue deportado en diciembre. Durante el periodo en que estuvo en la cárcel fue trasladado a penitenciarios de Carolina del Sur y Georgia.
"Cuando los padres son detenidos y sus hijos están en custodia del sistema de asistencia social, las líneas de comunicación entre la familia y ese sistema quedan cortadas", dijo Seth Wessler, un investigador de ARC. "Felipe fue excluido a la hora de participar en cualquier decisión sobre el bienestar de sus hijos y después fue colocado en un avión rápidamente y deportado".
El mexicano asegura que no pudo llevarse a sus hijos a México porque las autoridades penitenciarias asumieron que la madre se encargaría de ellos.
Gestiones de última hora
Lori Walston, portavoz del Departamento de Servicios Sociales de Carolina del Norte, dijo que no puede comentar sobre los casos específicos de su agencia debido a cuestiones de privacidad.
El Consulado de México en Carolina del Norte intenta ayudar a Montes tramitando la doble nacionalidad para los tres niños e intentando lograr pasaportes mexicanos para ellos con el objetivo de que puedan viajar a México, dijo el inmigrante.
Montes asegura que apelará si el juez de una corte distrital decide a favor del Departamento de Servicios Sociales el martes.
Según ARC, el departamento quiere quitarle la custodia a Montes porque éste fue deportado y no cuenta con los medios o condiciones apropiadas para cuidar de los tres niños. Montes dice que ahora trabaja en un vivero de plantación de nogales y que podría ofrecer el sustento a sus hijos, una educación básica y bienestar.
A través de la campaña, ARC y Presente.org recopilan firmas de apoyo a Montes que planean imprimir y enviarlas al Departamento de Servicios Sociales antes de la audiencia.
"El crimen de Felipe fue ser inmigrante, mexicano y deportado a México. Esa no es razón para que le arrebaten a sus niños", dijo Arturo Carmona, director ejecutivo de Presente.org.
"Lo que más anhelo en esta vida es ver crecer a mis hijos", insistió Montes. "Es lo que cualquier padre querría".
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