Según los últimos sondeos, los estadounidenses ven cada vez con mayor pesimismo el estado de la economía del país y las acciones presidenciales al respecto.
Una encuesta de Associated Press-GfK muestra que hasta los correligionarios de Barack Obama tienen una mala opinión sobre el futuro económico. Mientras en febrero pasado el 48 % de los demócratas calificaba la economía estadounidense como “buena”, ahora solo opina así un 31 %.
Los estadounidenses en general consideran que el punto más débil del país se evidencia en los precios de gasolina. Casi dos tercios de la población, es decir un 65 %, no aprueban el manejo de Obama ante este problema, mientras en febrero pasado opinaba así un 58%.
Este descontento ocurre a pesar de haberse registrado una caída significativa de los precios del petróleo durante el mes pasado: el galón de combustible bajó de 3,94 dólares, el máximo alcanzado el 1 de abril, a 3,75 dólares.
La mayoría de los estadounidenses (un 52%) también desaprueba el manejo de la economía en general, contra un 46% que aprueba el manejo de Obama. Hace tres meses los ciudadanos del país se dividieron casi en partes iguales en lo que toca a esta cuestión.
La situación económica sigue siendo uno de los problemas más graves de EE. UU., que tras la crisis financiera mundial enfrentó la recesión más grave desde la Gran Depresión de los años 20. Aunque oficialmente la recesión se acabó en el 2009, el país todavía tiene dificultades económicas, como el enorme tamaño de su deuda externa (que sigue creciendo) y el desempleo, cuya tasa constituye actualmente el 8,1%, afectando a unos 12,5 millones de estadounidenses.
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