Coca-Cola busca la redención


Notable iniciativa de Simon Berry, y una lástima que otras empresas multinacionales de gran capacidad logística y penetración de marca no hayan adherido. La idea es usar el poder de distribución de Coca-Cola para llevar medicinas a los más pobres del mundo.
Incluso en los confines más lejanos del mundo en desarrollo es posible comprar Coca-Cola. Sin embargo, muchas veces en esos mismos lugares, 1 de cada 7 niños muere por causas evitables, como la deshidratación causada por la diarrea, por ejemplo, antes de cumplir cinco años.
ColaLife, una organización sin fines de lucro con sede en Gran Bretaña, se propone llevar medicamentos vitales para los niños en situación de vulnerabilidad a través del mismo sistema de distribución usado por Coca-Cola.

A mediados de los años '80, Simon Berry trabajaba en Zambia para una agencia británica de ayuda al desarrollo cuando tuvo una idea. En aquella época, fue difícil conseguir que alguien le escuchara. Pero hace 3 años, Berry creó un grupo en Facebook y comenzó a divulgar su idea en la cadena radiodifusora BBC. Él consiguió el apoyo de miles de seguidores en Facebook.

Coca-Cola comenzó a conversar con él sobre qué haría falta para poner en marcha esa idea innovadora. Ahora, ColaLife por fin ha visto la luz y hará una ronda de pruebas en Zambia durante los primeros meses de 2012.

Simon Berry está al frente del lanzamiento del proyecto y conversó con la edición en árabe de Knowledge@Wharton para explicar cómo es posible ejercer actividades filantrópicas utilizando los sistemas de funcionamiento de una empresa, y por qué los esfuerzos de ColaLife beneficiarán también a los microemprendedores.

A continuación, una versión editada de la entrevista.

-¿Cuál es el secreto del éxito del sistema de distribución de Coca-Cola?

-Creo que la empresa supo crear valor para sus productos, por eso las personas los conocen y, sea por el motivo que sea, los desean. Además, la empresa permitió que mucha gente ganara dinero atendiendo a esa demanda.

-¿Por qué tardaron tanto las instituciones de caridad como la suya en recurrir a los sistemas usados por las empresas para hacer el bien?

-Sinceramente, no lo sé. Mucha gente en el pasado ya llamó la atención sobre la eficacia del sistema de distribución de Coca-Cola y se preguntó por qué no conseguimos hacer lo mismo con medicamentos básicos. Pero nadie persiguió esa idea de una forma sistemática como nosotros.

-¿Tendrá que pagar a Coca-Cola para usar sus canales de distribución?

-No estamos usando el sistema principal de la empresa. Estamos operando al nivel de mayorista, y hacia abajo, inmediatamente después de que el camión descargue los productos de Coca-Cola. Estamos utilizando el transporte combinado en el sistema de distribución secundaria. Es un sistema independiente de distribución, que lleva el producto hasta el tramo final de su destino. Cuando decimos tramo final, la distancia puede ser de seis, siete, ocho o 10 Km. de terreno irregular. Esa cadena secundaria es administrada por emprendedores locales e independientes que transportan el producto en bicicleta, autobús o por cualquiera otro medio de transporte disponible.

-¿Cuál será el incentivo para el ciclista, para el sujeto que hace el transporte en mula o carro que se disponga a distribuir los productos de ColaLife en la "cadena de distribución secundaria"?

-El incentivo será exactamente el mismo que tiene con la distribución de Coca-Cola. Crearemos una demanda en la comunidad y será posible ganar dinero atendiendo a esa demanda.

-El concepto de "distribución en el tramo final" parece ser un segmento vital para que el plan funcione. ¿Cómo llegó a ese concepto?

-Simplemente estudiando el sistema y conversando con las personas que lo atienden. Percibimos que la parte principal del plan de distribución de Coca-Cola no tiene, en realidad, nada de especial. Muchos productos van de Lusaka [en Zambia] hasta un punto secundario de distribución. Lo que diferencia a Coca-Cola es que su distribución llega a regiones remotas. Es un sistema que responde a la demanda. Coca-Cola no empuja sus productos a esas comunidades, son llevados allí en respuesta a la demanda de los consumidores.