1:21 Jesús y sus compañeros fueron al pueblo de Capernaúm. Cuando llegó el día de descanso, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.
1:22 La gente quedó asombraba de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa.
1:23 De pronto, un hombre en la sinagoga, que estaba poseído por un espíritu maligno, comenzó a gritar:
1:24 ¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios!.
1:25 ¡Cállate! —lo interrumpió Jesús y le ordenó —: ¡Sal de este hombre!.
1:26 En ese mismo momento, el espíritu soltó un alarido, dio convulsiones al hombre y luego salió de él.
1:27 El asombro se apoderó de la gente, y todos comenzaron a hablar de lo que había ocurrido. ¿Qué clase de enseñanza nueva es ésta? —se preguntaban con emoción —. ¡Tiene tanta autoridad! ¡Hasta los espíritus malignos obedecen sus órdenes!.
1:28 Las noticias acerca de Jesús corrieron