Activistas de derechos humanos denuncian la muerte de decenas de adolescentes iraquíes, que sufren una feroz campaña de represión por su condición de «emo», que en Irak también identifican con los homosexuales.
«Catorce adolescentes fueron asesinados en un mes, de los cuales siete fueron atacados con piedras», declara a AFP una fuente del hospital Rusafa de Bagdad. Otro cuerpo fue encontrado hace dos días en el oeste de Bagdad, según otra fuente médica.
El Gobierno solo reconoce cinco muertos. «Se han producido incidentes contra los adolescentes a los que llaman "emos", provocando al menos cinco muertos en Bagdad, especialmente en el barrio conservador chií de Ciudad Sadr», confirmó un funcionario de Interior.
En los países occidentales, los «emos» son una subcultura integrada por jóvenes que escuchan música alternativa, visten de negro y celebran lo oculto. En Irak, sin embargo, el término se aplica a los homosexuales.
Según la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas, con sede en Nueva York, Irak se enfrenta a una «nueva ola de violencia antigay» desde el mes de febrero.
«Cerca de 40 personas fueron secuestradas, brutalmente torturadas y asesinadas. Las autoridades iraquíes no han respondido ni condenado públicamente esta violencia» que ocurre principalmente en las zonas chiíes de Bagdad y Basora, denuncia en un comunicado la organización.
Según la Organización para la libertad de Mujeres en Irak, milicias islamistas «decretan la pena de muerte contra cualquiera no que se ajuste» a la definición tradicional de la familia –un hombre y una mujer–, considerada como «la piedra angular de la sociedad islámica». «42 homosexuales han sido torturados y asesinados hasta la fecha», señala.
Los residentes del bastión chií de Ciudad Sadr afirman que en los últimos días se ha publicado una lista con 22 nombres de adolescentes, exhortando a las familias a cuidar a sus hijos para que no sean castigados.
El Ministerio de Interior no reconoce que las muertes estén relacionadas con la represión contra los «emos». Los asesinatos, según la posición oficial, podrían atribuirse a «venganza o a razones sociales, criminales, políticas o culturales».