Más de 15 mil paraguayos gozan hoy de salud ocular gracias a las cirugías realizadas por los especialistas oftalmológicos de la Misión cubana en este país.
Sólo en el primer trimestre de este año, 739 pacientes fueron operados por los galenos cubanos de la Operación Milagro, 487 de ellos de cataratas y el resto de pterigio o carnosidad como aquí le llaman, dijo a Prensa Latina, el jefe de la Misión, doctor Boris Carballo.
Carballo explicó que la brigada cubana radica en el departamento de Itapúa, específicamente en la localidad de María Auxiliadora, a casi 500 kilómetros de esta capital y cuenta con 15 integrantes y una clínica oftalmológica allí instalada.
Tenemos especialistas en oftalmología y en medicina interna, licenciados en farmacia, laboratorio, optometría y óptica, ingenieros electromédicos, anestesistas y licenciados en enfermería, señaló, para subrayar el alto nivel de los miembros del colectivo.
En otra parte de la conversación, reveló que, aunque las cirugías se hacen en el hospital, los médicos cubanos viajan por todo el país para realizar las pesquisas e identificar a los pacientes, detectan su patología, los trasladan a la clínica, allí comprueban que estén compensado y entonces los operan.
En el hospital de la Misión, que cuenta con 80 camas, permanecen alojados con todos los insumos y gastos cubiertos sin abonar nada hasta hacerles la consulta postoperatoria, la cual se repite a los siete días, al mes y a los tres meses de intervenido.
Carballo se refiere a la satisfacción sentida por los especialistas cubanos en realizar esta labor teniendo como beneficiarias a personas muy humildes quienes recuperan o mejoran su visión sin tener que pagar los altos costos de este tipo de cirugía.
Es un trabajo muy bonito que nos ha permitido conocer la verdadera idiosincrasia del paraguayo, su humildad sobre todas las cosas, su solidaridad y su agradecimiento a Cuba por esta tarea que nos ha tocado desarrollar acá, puntualizó.
La misión está formada por personas procedentes de nueve de las provincias cubanas, con edades de entre 32 y 63 años, todas dedicadas con devoción al importante trabajo que están realizando, remarcó.
Por encima de todo, dijo Carballo, tenemos la satisfacción de que, al final de un tratamiento nos retribuyen con las gracias o con una bella sonrisa, concluyó.